Los perfiles de los ilustradores científicos son muy variados porque venimos de diferentes profesiones y niveles de formación, pero a medida que pasa el tiempo y hablamos entre colegas nos hemos dado cuenta de que tenemos muchos puntos en común, así que te dejamos estas claves si estás contemplando la ilustración científica como profesión:
Vocación vs Pasatiempo
Es una palabra muy importante. Dedicarse a la ilustración científica implica el mismo nivel de vocación y compromiso que adquirimos cuando tomamos la decisión de un pregrado o posgrado. Más allá de un pasatiempo, el ilustrador científico ve su oficio como una parte esencial que ordena muchos aspectos de su vida misma: horarios de estudio, de ilustración, digitalización, divulgación de su portafolio, etc.
Nada de esto sería posible sin una auténtica vocación. La diferencia entre la ilustración científica como vocación y como pasatiempo es el propósito. Cuando es un pasatiempo, el propósito de una ilustración puede ser tan sencillo como el simple placer de pintar, es decir, es algo pensado en el tiempo presente que no implica una mayor planeación.
Por otro lado, la ilustración como vocación tiene la mirada puesta en el largo plazo: cada ilustración está pensada y cuidada para que pueda aportar a la comunidad científica, desde el boceto hasta la digitalización. Un ilustrador científico profesional la da importancia a cada detalle porque sabe que tendrá un alcance importante a largo plazo.
La documentación científica: El disfrute del aprendizaje
Uno de los primeros pasos antes de elaborar una ilustración es reunir toda la documentación alrededor de la especie, tema o proceso. No se trata solamente de una fotografía de un buscador y pasarla a acuarela, sino de reunir el material necesario para no pasar por alto ningún detalle. Esta fase la disfrutamos mucho los ilustradores.
Cuando vamos revisando una especie, mirando documentos y videos, seguro aparecerán detalles que nunca habíamos notado en una fotografía, por muy buena que sea, y al contar la historia del proceso de ilustración, este componente también forma parte de esa narrativa y las anécdotas que surgen. Cuando finalizamos una lámina nos damos cuenta de lo mucho que hemos aprendido y queremos seguir ilustrando para seguir aprendiendo.
Por eso siempre aclaramos que no es necesario tener un pregrado en un área científica como la biología, pero sí es importante tener auténticas ganas de aprender. Al principio puede ser frustrante porque es un mundo amplio con un lenguaje muy técnico, pero la vocación ayuda a superar esas dificultades.
La pulsión artística
¿Qué hace un ilustrador científico cuando está de vacaciones? ¡Ilustrar! Parece que es un asunto de trabajo, pero hay una pulsión que nos impide dejar de lado el pincel. Y esto no es exclusivo de los ilustradores científicos, sino que pasa con todo tipo de artistas: los ves subiendo dibujos todo el tiempo, incluso cuando «descansan».
Si le preguntas a un artista qué haría si tuviera la vida resuelta y no tuviera necesidad de trabajar, seguro te respondería que dedicaría el 100% de su tiempo libre a pintar. No hay otra respuesta. Los ilustradores científicos estamos pensando siempre hacia adelante, en la siguiente lámina, en la siguiente serie de ilustraciones, en lo que tenemos pendiente, en las áreas en las que debemos perfeccionar la técnica.
La antítesis de esto sería el bloqueo creativo. Es algo que puede llegar a ocurrir en ciertos momentos, pero normalmente es una situación que se resuelve muy rápido. Cuando este bloqueo es una constante o hay un lapso muy grande de tiempo entre cada ilustración, saltan las alarmas porque podemos estar frente a un problema importante relacionado con el propósito que le damos al arte en sí mismo.
Materiales
Hay quienes dicen que los materiales no hacen al artista, y durante mucho tiempo algunos pensábamos de manera similar. Pero la experiencia en ilustración científica y la docencia nos dice otra cosa. Los materiales son un factor muy importante por dos razones:
- El aprendizaje se facilita
- Se cotiza mejor el trabajo
Un ejemplo muy evidente es la acuarela. Pasar de las acuarelas escolares a las profesionales, y del papel escolar a la profesional es increíble. De repente, parece como si difuminar fuera algo muy sencillo, los colores son vibrantes y puedes trabajar en varias capas sin que se dañe el papel.
Además, el trabajo se conserva por mucho más tiempo, lo que es importante para coleccionistas y también al momento de vender tu trabajo porque le estás diciendo al cliente lo importante que es para ti cada ilustración: inviertes lo mejor de tu tiempo y dinero en cada obra.
¡Divulga tu trabajo!
Darse a conocer es esencial al comienzo de la carrera en ilustración científica. Es normal que al principio seamos tímidos al publicar porque hay referentes que tienen un trabajo de mucha calidad en comparación al nuestro, pero es una fase por la que hay que pasar para que nuestra red de contactos sepa a qué nos dedicamos.
Desafortunadamente, muchos ilustradores se quedan en la sombra a pesar de tener un talento extraordinario, o a veces sucede que encontramos una ilustración en alguna publicación, pero el artista es muy difícil de contactar porque no tiene redes, usa seudónimo en Instagram o no tiene su portafolio en un sitio web.
Es importante separar al creador de contenido, del ilustrador científico que sube su trabajo. No todo tiene que ser viral, ni en formato de video. Es más importante pensarlo como un portafolio que te ayudará a ganar un lugar en el sector y que podrás actualizar a medida que vayas mejorando.


