Fabio Romero
En el epílogo del poemario El hacedor, Borges nos propone la historia de un hombre con una idea descomunal:
“(…) Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.”
La ilustración científica nos convoca desde palabras como la objetividad, la precisión, la rigurosidad, el arquetipo o la simetría. Pero, entre tantas convenciones y reglas, ¿dónde se encuentra el sujeto?
En algunas ilustraciones naturalistas podemos encontrar ese sello particular del artista en elementos como la composición, técnica o las licencias que se tomó al momento de hacer la representación, pero hay más detalles en ese «paciente laberinto de líneas».
Lo lógico en la profesión del ilustrador científico es recibir la asignación como una tarea propia de un encargo con una lista de «deberes ser». Pero cuando se realizan obras propias, la sola selección del tema ya es un asunto extraordinariamente privado. La forma de una orquídea, el pelaje de un orangután y la textura del rostro de un orangután, la lentitud de la danta… todas esas ilustraciones, aparentemente objetivadas, nacen de marcas personales que rastreo en mi infancia y adolescencia. Recorro ese laberinto hasta encontrar esos eventos que se transforman en símbolos.
Lacan plantea la pulsión escópica desde el momento en el que el niño se reconoce por primera vez en un espejo. Esa misma pulsión no solo la podemos plantear ahora como un artista que se reconoce a sí mismo en su propia obra, sino también al espectador. Una persona acude a un museo, una exposición o simplemente se detiene frente a una imagen haciendo scroll en Instagram.
Una planta, un dinosaurio o una vasija precolombina con una figura antropomórfica, le hablan directamente. Se encuentra a sí misma frente a uno de sus tantos reflejos.